Sacrificio de mujer es la telenovela que marca el debut protagónico de Marjorie de Sousa en la televisión latina de Estados Unidos bajo la tutela de Venevisión Internacional. En el dramático, la voluptuosa actriz comparte cartel con su compatriota, Juan Alfonso Baptista, "El Gato". Se trata de una historia tradicional dentro del género de la novela rosa en el que una madre busca a su hija perdida y se reencuentra con un amor del pasado.
Por pocos días en Caracas para visitar a su familia, De Sousa prefiere hablar de su experiencia y crecimiento profesional, ganado gracias a su papel en la novela, que sobre si la novela es o no un remake de La zulianita de Delia Fiallo.
-¿Cómo es Clemencia Astudillo como personaje?
-Es el personaje más difícil que me ha tocado hacer en toda mi carrera. Fue un rol muy difícil e intenso, porque es una mujer muy dura, agria y calculadora, pero no es una mala persona, es un personaje adorable.
-¿Qué fue lo más difícil de darle vida a Clemencia?
-Que el personaje es una mujer a la que en la primera parte de la novela la represento con 16 años y luego me toca hacerla con casi 50 años. Obviamente los gestos de una niña, su tono de voz, la manera como se comporta una persona cuando tiene 16 años, no tienen nada que a ver a la manera en la que son cuando una persona crece.
-¿Cómo abordó el reto?
-Cuatro meses antes de empezar la novela empecé a tomar clases de actuación con Adriana Barraza y Carlos Pérez, y entre las clases había cosas como dicción y proyección, porque me cambiaron hasta el tono de la voz.
-¿Llegó a sentir que era una actriz que necesitaba aprender a actuar?
-No, para nada. Cada proyecto necesita una preparación específica. Cada vez que comienzo un personaje, hay que estudiarlo, hay que prepararse con sicólogos, médicos... Hay que entender lo que le pasa al personaje para darle vida.
-Físicamente tuvo que cambiar. Se despidió de su melena rubia, por ejemplo...
- La gente se reiría, pero de verdad fue un shock. Una de las exigencias del personaje es que me tenía que ver más madura y por eso me tocó cambiar el color de mi cabello y empezar a peinarme diferente. Había momentos en los que me miraba en el espejo y no encontraba a Marjorie y me decía '¡Ay, Dios mío!'. Es un personaje al que veo ahora y me impresiona ver el trabajo que logramos.
-¿Cómo fue trabajar con "El Gato" como galán?
-¡Fue lo máximo! A él lo conozco desde hace muchísimos años y de verdad fue una experiencia hermosísima reencontrarme con él y otros compatriotas como Luis José Santander o Flor Núñez.
-¿Cree que dio la talla como protagonista?
-No me mortifico con eso. Con el tiempo he aprendido que las protagonistas no son siempre las figuras que más se ven.
-¿Qué proyecto profesional la ocupa ahora?
-Llegando a Estados Unidos retomaré las clases de actuación para un reto nuevo del que no puedo hablar todavía. Todo dependerá del personaje que me toque.
-¿Lista para quedarse legal y definitivamente en los Estados Unidos?
- ¡Espero que sí! Ha sido un gran sacrificio...
Por pocos días en Caracas para visitar a su familia, De Sousa prefiere hablar de su experiencia y crecimiento profesional, ganado gracias a su papel en la novela, que sobre si la novela es o no un remake de La zulianita de Delia Fiallo.
-¿Cómo es Clemencia Astudillo como personaje?
-Es el personaje más difícil que me ha tocado hacer en toda mi carrera. Fue un rol muy difícil e intenso, porque es una mujer muy dura, agria y calculadora, pero no es una mala persona, es un personaje adorable.
-¿Qué fue lo más difícil de darle vida a Clemencia?
-Que el personaje es una mujer a la que en la primera parte de la novela la represento con 16 años y luego me toca hacerla con casi 50 años. Obviamente los gestos de una niña, su tono de voz, la manera como se comporta una persona cuando tiene 16 años, no tienen nada que a ver a la manera en la que son cuando una persona crece.
-¿Cómo abordó el reto?
-Cuatro meses antes de empezar la novela empecé a tomar clases de actuación con Adriana Barraza y Carlos Pérez, y entre las clases había cosas como dicción y proyección, porque me cambiaron hasta el tono de la voz.
-¿Llegó a sentir que era una actriz que necesitaba aprender a actuar?
-No, para nada. Cada proyecto necesita una preparación específica. Cada vez que comienzo un personaje, hay que estudiarlo, hay que prepararse con sicólogos, médicos... Hay que entender lo que le pasa al personaje para darle vida.
-Físicamente tuvo que cambiar. Se despidió de su melena rubia, por ejemplo...
- La gente se reiría, pero de verdad fue un shock. Una de las exigencias del personaje es que me tenía que ver más madura y por eso me tocó cambiar el color de mi cabello y empezar a peinarme diferente. Había momentos en los que me miraba en el espejo y no encontraba a Marjorie y me decía '¡Ay, Dios mío!'. Es un personaje al que veo ahora y me impresiona ver el trabajo que logramos.
-¿Cómo fue trabajar con "El Gato" como galán?
-¡Fue lo máximo! A él lo conozco desde hace muchísimos años y de verdad fue una experiencia hermosísima reencontrarme con él y otros compatriotas como Luis José Santander o Flor Núñez.
-¿Cree que dio la talla como protagonista?
-No me mortifico con eso. Con el tiempo he aprendido que las protagonistas no son siempre las figuras que más se ven.
-¿Qué proyecto profesional la ocupa ahora?
-Llegando a Estados Unidos retomaré las clases de actuación para un reto nuevo del que no puedo hablar todavía. Todo dependerá del personaje que me toque.
-¿Lista para quedarse legal y definitivamente en los Estados Unidos?
- ¡Espero que sí! Ha sido un gran sacrificio...
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